¡Por Comunidades Sustentables!
¿Qué tan civilizados podemos llamarnos si muchas de nuestras actividades contribuyen al desperdicio o mal uso de los recursos naturales? En ocasiones las comunidades que consideramos vulnerables tienen mejores prácticas en el uso de estos recursos. Uno de los métodos para su aprovechamiento son las ecotecnias, las cuales proveen de servicios básicos a las familias que las utilizan, de una manera sostenible.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, una ecotecnia es “un instrumento desarrollado para aprovechar eficientemente los recursos naturales y materiales; permitiendo la elaboración de productos y servicios, así como el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y materiales diversos para la vida diaria".
Las ecotecnias nos permiten mantener un estilo de vida amigable con el medio ambiente, entre sus muchas ventajas está el:
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Disminuir nuestro impacto en el medio ambiente
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Mantener un patrimonio biológico
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Utilizar de manera inteligente los recursos naturales
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Mejorar la salud
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Ayudar a ahorrar agua y energía
Lo poco que sabemos acerca del Universo nos sorprende con cifras colosales y difíciles de asimilar. Sólo la Vía Láctea, la galaxia en la que nos encontramos, contiene 135.000 millones de estrellas. La mayor parte de las que podemos ver a simple vista son mucho más brillantes y grandes que nuestro Sol. El Sol es la estrella que mejor conocemos por su proximidad a la Tierra, unos 149 millones de kilómetros. Se trata de una gran esfera incandescente formada por gases altamente condensados. Entre estos gases el más abundante es el Hidrógeno.
Debido a las altas presiones que se dan en su interior se calcula que la temperatura supera los 80 millones de grados centígrados. Estas condiciones producen, de forma espontánea ininterrumpida, una reacción de fusión que transforma el Hidrógeno (H) en Helio (He).
Este es el origen de la energía solar que se irradia hacia el espacio en todas las direcciones. Cada segundo, en el interior del Sol, 587 millones de toneladas de H se transforman en 582 de He. Los cinco millones de toneladas restantes se convierten íntegramente en energía radiante que se dispersa por el espacio en forma de ondas electromagnéticas.
México, un País Luminoso
México es una de las naciones que mayor radiación solar recibe y es la quye menos ventaja saca de esta condición, pues con un potencial de 40 mil megawatts, sólo aprovecha 2 mil.
A principios de los años 70s, como resultado de la crisis energética, muchas personas volcaron su capacidad intelectual par buscar cómo obtener energía con sistemas autónomos y menos dependientes del petróleo. Sin duda, las energías renovables, y en especial los ingenios eólicos y solares fueron de los primeros; pero también recibió una significativa atención la energía de propulsión humana.
La mayoría de las personas del siglo XXI carecen de falta de información en temas energéticos. Nuestra civilización se ha lanzado históricamente sobre cualquier fuente de energía disponible. Primero, fueron las llamadas energías de sangre (animales domésticos y esclavos humanos), luego al aprovechamiento del viento y el agua (velas, norias, etc.), hasta que de pronto descubrimos el vapor quemando madera o carbón y llegamos al paroxismo con los combustibles fósiles líquidos y la fisión del átomo. El vapor nos permitió a su vez generar un vector energético como la electricidad. Y hoy la electricidad aporta la energía a un 40% de las necesidades humanas (especialmente, en el ámbito doméstico). Pero para la producción de electricidad hemos descubierto otras formas más sostenibles que el petróleo y la peligrosa radiactividad: son las llamadas energías renovables (la fotovoltáica, la eólica, la mareomotriz, la minihidráulica, etc.) y una que está dentro de nuestro control: la energía humana como fuente para producir electricidad.
La fuerza mecánica de los humanos nace de la aportación energética de los alimentos que dan movimiento a la musculatura e intervienen en el buen funcionamiento metabólico que nos permite la vida. El valor de los alimentos (vegetales y animales) es proporcional a la cantidad de energía que nos proporciona cuando se metaboliza en presencia del oxígeno. El combustible que ingerimos es determinante para la actividad que realizamos, si consumimos más que no gastamos uno engorda y podemos perder calidad metabólica.